La creciente dependencia de la deuda y el déficit presupuestario ponen en riesgo la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mientras que el gasto continúa en aumento para cubrir áreas prioritarias como pensiones y deuda.
La gestión de las finanzas públicas en México enfrenta un escenario retador hacia el futuro, en el cual, el gobierno debe equilibrar los ingresos con el gasto creciente para satisfacer las necesidades de la población. Como lo he señalado en entregas previas, la evolución del gasto y los ingresos federales ha mostrado una tendencia creciente hacia la dependencia de recursos tributarios, a la par que se incrementa la presión sobre la deuda pública. En este análisis, se examinarán las tendencias históricas de los gastos del sector público federal, las implicaciones del endeudamiento y las propuestas de política pública para fortalecer el balance presupuestario de México.
El gasto público federal ha experimentado un crecimiento en términos reales desde 2010. En la Figura I se presenta la composición del gasto total del sector público federal, desglosado por tipo de gasto como nómina, inversión física y costos financieros. A diferencia de los ingresos, que han tenido un comportamiento más estancado, el gasto ha seguido una tendencia creciente, reflejada en la línea roja, que muestra el gasto ajustado a pesos de 2018.
Para 2023, el gasto total del sector público federal alcanzó 8.1 billones de pesos, mientras que para 2024 se proyecta que este monto supere los 9 billones de pesos. Al ajustar estas cifras a términos de 2018, el gasto proyectado en 2024 se estima en aproximadamente 7 billones de pesos. Esto representa un crecimiento del 46.6%, en términos reales, desde 2010, un aumento que es significativamente superior al crecimiento de los ingresos en el mismo periodo.
Además, el gasto por habitante ha aumentado de 42,668 pesos en 2010 (en términos de 2018) a 53,821 pesos, en 2024, lo que implica un incremento del 26.1% en términos reales. Este crecimiento en el gasto per cápita refleja un aumento en la demanda de recursos para cubrir tanto los servicios públicos esenciales como las obligaciones de deuda.
Al analizar la distribución del gasto federal, se observa una consolidación en ciertos rubros. La nómina, que en 2010 representaba cerca del 25%, ha disminuido hasta ser menos del 19% en 2024. En cambio, el costo financiero de la deuda ha crecido significativamente y representa hoy alrededor del 13%. Esto implica que, aproximadamente uno de cada ocho pesos del gasto federal se destina exclusivamente al pago de intereses y amortizaciones de la deuda.
En términos generales, la estructura aproximada del gasto federal, en 2023, se distribuye de la siguiente manera: por cada 100 pesos, 19 se destinan a nómina, 13 a intereses de deuda, 11 a inversión física, 6 a subsidios para programas sociales, 16 a pensiones, 14 a participaciones a estados y municipios, y 12 a aportaciones para gobiernos locales. A partir de esto, solo quedan 9 pesos para cubrir los gastos operativos del gobierno, como salud, educación y seguridad. Esta composición refleja la presión creciente sobre las finanzas públicas, especialmente en los rubros de deuda y pensiones.
El desafío del déficit presupuestario
Uno de los principales desafíos en la gestión de las finanzas públicas es el déficit presupuestario. La Figura II ilustra el balance histórico, destacando el año 2017 como el de mayor consolidación fiscal reciente. Desde entonces, el déficit ha aumentado considerablemente, pasando de medio billón de pesos a 0.951 billones en 2022 y a 1.079 billones en 2023. Para 2024, se espera un déficit de 1.7 billones de pesos, lo que representa un incremento importante y pone en evidencia la dependencia del financiamiento para cubrir las obligaciones del gobierno.
En términos de porcentaje del PIB, el déficit en 2022 fue de -3.2%, que aumentó a -3.4% en 2023, y se proyecta en 5% para 2024. Este incremento en el déficit es preocupante, ya que implica una mayor dependencia de la deuda para financiar el gasto público, en un contexto en el que el gobierno enfrenta limitaciones para aumentar sus ingresos.
Para cubrir el déficit, el gobierno recurre a una combinación de endeudamiento interno y externo. Sin embargo, en los últimos años, el endeudamiento ha sido predominantemente en pesos mexicanos, lo que reduce la exposición al riesgo cambiario pero incrementa la presión sobre la deuda interna.
Este aumento en la deuda significa que cada mexicano carga con un endeudamiento promedio de 113,320 pesos. Si la tendencia de ingresos y gastos continúa sin ajustes, esta cifra seguirá aumentando, lo que podría comprometer la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
Evaluación de las políticas de finanzas públicas
Frente a este contexto, se han identificado áreas de oportunidad y retos en la gestión de las finanzas públicas. El déficit anual del 4% del PIB exige una revisión en el gasto de capital, y la tasa de interés elevada agrega una presión adicional en el análisis de sostenibilidad de la deuda.
Se han propuesto varias recomendaciones, entre ellas la eliminación de exenciones del IVA, lo cual podría aumentar la recaudación en 1.1 a 1.4 puntos porcentuales del PIB. También se sugiere una reforma al ISR de personas físicas y empresas, que podría generar entre 0.8 y 1.4 puntos adicionales del PIB en ingresos. Para mejorar la sostenibilidad fiscal, se plantean diversas propuestas de política pública:
- Optimización de la recaudación tributaria: Es necesario mejorar la eficiencia de la recaudación mediante la digitalización de procesos, el uso de análisis de datos y la implementación de políticas que faciliten el cumplimiento fiscal. Estas medidas buscan reducir la evasión y aumentar la equidad en el sistema tributario.
- Reforma del sistema de pensiones: Con el envejecimiento de la población, es urgente reformar el sistema de pensiones para asegurar su sostenibilidad. Esto podría incluir ajustes en las edades de retiro, contribuciones, y fomentar el ahorro privado para reducir la presión sobre el sistema público.
- Incremento en la eficiencia del gasto público: Es necesario revisar y ajustar el gasto público, priorizando sectores que fomenten el crecimiento económico y el bienestar social. La adopción de un enfoque basado en resultados puede mejorar la efectividad del gasto.
El análisis del balance presupuestario en México refleja la urgencia de implementar políticas que fortalezcan las finanzas públicas. La creciente dependencia de la deuda y el déficit presupuestario ponen en riesgo la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mientras que el gasto continúa en aumento para cubrir áreas prioritarias como pensiones y deuda. Las propuestas aquí mencionadas ofrecen un camino hacia una gestión financiera más sólida, que permita enfrentar los retos económicos futuros y contribuir al bienestar de la población.
En la elaboración de este artículo colaboraron Dante Preisser Rentería y Víctor Colosio Merino.