En enero pasado, en su discurso en Davos el presidente Trump puso énfasis en dos puntos: la imposición de tarifas a otros países y la reducción de impuestos en EE. UU.
En la reunión anual del Foro Económico Mundial el presidente Trump anunció: “Si no fabrican su producto en Estados Unidos, lo cual es su prerrogativa, entonces simplemente tendrán que pagar un arancel, de montos variables”. Esto ya es una realidad.
Este anuncio estuvo acompañado de la promesa de reducir los impuestos para aquellas empresas que decidieran trasladar su producción a EE. UU. Por ello, Trump remató en Davos: “Mi mensaje a cada empresa en el mundo es muy simple: vengan a fabricar su producto en América, y les daremos los impuestos más bajos de cualquier nación en la Tierra. Los estamos bajando sustancialmente”.
Los cambios fiscales propuestos por Donald Trump desde su campaña electoral de 2024, son los siguientes:
- Reducción al 15 % del Impuesto sobre la Renta (ISR) a las empresas que califiquen como “producción doméstica”, es decir, que sus inversiones se realicen en territorio norteamericano y ahí se generen las fuentes de empleo.
- Una reducción del ISR a las personas físicas por los ingresos que obtengan en EE. UU.
- Una exención total del ISR de personas físicas, por ingresos provenientes de horas extra de trabajo y propinas, así como las pensiones de jubilados.
La prórroga de la Ley de recortes fiscales y empleo (TCJA) de 2017 disminuiría los ingresos fiscales federales en 4,5 billones de dólares entre 2025 y 2034. El PIB a largo plazo sería un 1,1% más alto, compensando 710.000 millones de dólares, o el 16%, de las pérdidas de ingresos. El PNB a largo plazo (una medida de los ingresos estadounidenses) sólo aumentaría un 0,4%, ya que algunos de los beneficios de los recortes fiscales y del crecimiento de la economía irían a parar a los extranjeros en forma de mayores pagos de intereses de la deuda.
El presidente Trump solicitó al Congreso de EE. UU. la aprobación de una prórroga a la Ley de Recortes Fiscales y Empleo (Tax Cuts and Jobs Act – TCJA) que desde 2017 estableció beneficios fiscales en el ISR para personas físicas. Dicha ley expira este año, por lo que es necesario que el Congreso apruebe una prórroga que podría extenderse hasta 2034.
Adicional a lo anterior, el presidente Trump busca que se aprueben exenciones en el ISR a propinas, al pago de horas extras y las prestaciones de seguridad social de jubilados, además de una deducción en intereses derivados de préstamos para la compra de automóviles fabricados en EE. UU.
Tanto el Senado como la Cámara de Representantes se han pronunciado sobre las propuestas del presidente Trump, sin embargo, hay voces importantes que se oponen a estas medidas -incluso dentro de su propio partido-, en tanto significan un recorte en los ingresos federales y un impacto en el gasto público. “No se puede tener un sistema unidireccional de recortes de impuestos e ignorar el gasto”, dijo el representante Chip Roy de Texas [New York Times]. Se estima que la prórroga de la TCJA disminuiría los ingresos fiscales federales en US$ 4.5 billones de dólares entre 2025 y 2034 [Tax Foundation].
Lo anterior va de la mano con el Presupuesto del Gobierno de EE. UU. para el año fiscal 2025. El pasado 2 de abril fue aprobado en el Senado y se busca que hoy, 9 de abril, se discuta en la Cámara de Representantes. Una vez aprobado el Presupuesto, se discutirán el resto de las propuestas del presidente Trump en materia fiscal.