Revelan graves trabas al combate de la corrupción.
El consejero del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, Luis Pérez de Acha, reveló ayer ante el empresariado yucateco las trabas y dificultades para establecimiento de este nuevo organismo creado para combatir la corrupción.
El Sistema Nacional Anticorrupción, dijo, carece de facultades jurídicas para combatir en forma directa actos de inconstitucionalidad de los sistemas locales anticorrupción, no tiene oficinas propias, carece de un equipo de trabajo, no tiene presupuesto para el funcionamiento de esta institución, no puede denunciar ni hacer recomendaciones a los que cometen ilícitos con recursos públicos, pero sobre todo resiente una fuerte presión política de quienes quieren que el país siga en la epidemia de la corrupción.
El grado de presión que sienten los integrantes del Comité de Participación Ciudadana (CPC) no sólo es para que revelen quién será su candidato a fiscal anticorrupción, sino que hay un atraso intencional en el Senado de la República para que termine sus funciones y ese cargo quede acéfalo y la responsabilidad recaiga en los legisladores recién electos en 2018.
Pérez de Acha; la presidenta del Comité Técnico Nacional Anticorrupción del IMEF, María Fernanda Zenizo López; el presidente de la ONG Opciona y creador del Corrupcionario Mexicano, Alejandro Legorreta González, y el presidente de Coparmex Mérida, Gustavo Cisneros Buenfil, hablaron de la realidad de la corrupción y la esperanza de disminuir este problema con la creación del Sistema Nacional Anticorrupción durante la realización del Foro Estatal Anticorrupción, en la sede del sindicato patronal.
La consultora Zenizo López afirmó que la corrupción no sólo se ve en el gobierno, sino que en la iniciativa privada es altísima: el 44% de las empresas mexicanas reconocieron que han pagado sobornos, el costo de la corrupción por mexicano es de $165 al día y el 88% de los mexicanos piensa que la corrupción es un problema muy frecuente.
Pero el que puso el dedo en la llaga del empresariado fue Pérez de Acha porque afirmó que las empresas fantasmas que emiten facturas válidas, pero sin contenido para simular operaciones y obtener ganancias, ya inundó a todo el país, ya está al nivel de delincuencia organizada y hoy día “es la reina de la corrupción”. Las empresas fantasmas surgieron para la evasión fiscal, pero ahora sirven para generar millonarias ganancias. Lo peor es que son legales porque las avalan los notarios, están inscritas en el SAT, emiten facturas legales, pero sirven para simular operaciones.
“Las empresas fantasmas ya son como hongos en el país”, reconoció. “En 2012 hubo un pico muy pronunciado de uso de empresas fantasma que depredaron el erario público. Ya es un cuento de nunca acabar y se siguen usando”.
Hay consorcios que tienen 50 empresas de ese tipo y usan credenciales de identificación robadas y eso ya recae en el crimen organizado. Las empresas fantasmas emiten facturas sin contenido a empresas, universidades públicas y privadas, al gobierno, al poder judicial y si no se frena “nos van a depredar todo el presupuesto gubernamental”.
Legorreta González presentó la plataforma snahonesto.mx, que es un semáforo que deben seguir con atención los ciudadanos para que conozcan el grado de avance del establecimiento del sistema estatal anticorrupción, cuyo plazo máximo de aprobación es el 18 de julio.
Los ponentes invitaron a toda la sociedad para que de una vez empiecen a exigir el funcionamiento del SNA y que presionen a los legisladores para que nombren al fiscal anticorrupción. Recomendaron a la gente que mande correos electrónicos a las cuentas de los legisladores y use las redes sociales donde también tienen cuentas de contacto con la población.
Pese al pesimismo y las trabas, Pérez de Acha sabe que hay un interés ciudadano por combatir la corrupción y eso lo anima a continuar, a no renunciar y luchar con acciones legales, ciudadanas y políticas para que el SNA opere porque tiene fe en que ahora los magistrados anticorrupción “reventarán a los corruptos”.— Joaquín Chan.