Los gobernadores de Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco y Coahuila se han manifestado en contra del convenio de coordinación fiscal que opera en México desde hace 40 años. Se sustentan en el hecho de que las cuentas no les cuadran: reciben cantidades con mucho menores a lo que en ellos se recauda por el gobierno federal.
El problema no es nuevo, pero se ha agudizado en la actualidad porque, conforme a su dicho, la federación no les ha transferido dinero suficiente para afrontar la pandemia. Se habla de que otros 13 estados están en la misma situación.
Por lo que se lee y se escucha en la prensa, sus planteamientos son de dos tipos: que revise el sistema de coordinación fiscal y, en su momento, que se realice una convención nacional hacendaria con el propósito de rediseñarlo. De no ser así, los cuatro gobernadores advierten que se separarán del sistema, lo cual, de darse, tendría las implicaciones siguientes:
- Desaparecería el impedimento que las entidades federativas tienen para establecer impuestos locales equivalentes al ISR y al IVA, que son federales. Con ello se restablecería la doble imposición fiscal sobre las mismas fuentes tributarias, que fue lo que se eliminó con la coordinación fiscal.
- Al establecer impuestos locales sobre los ingresos e impuestos locales al consumo, los estados afrontarían un desgaste político y social al cobrárselos a sus habitantes, pues estos los pagarían al mismo tiempo que el ISR y el IVA. La responsabilidad de la doble tributación se imputaría a los gobernadores.
- Los estados dejarían de colaborar con el SAT en el cobro de contribuciones federales, básicamente en tareas de fiscalización y recaudación del ISR y del IVA. Esto ocasionaría pérdida de eficacia del SAT en el cobro de ambos impuestos.
- Un tema particular es cómo quedarían los adeudos de los estados y municipios. En la actualidad, esos pasivos están garantizados con futuras participaciones federales, las que dejarían de existir si la coordinación fiscal despareciese.
En fin, varios temas interesantes a debatir. ¿Mi pronóstico? El sistema de coordinación fiscal no se eliminará, menos ahora que la crisis económica en México y en el mundo es una realidad, la cual, sin duda, repercutirá negativamente en los ingresos tributarios de México.
Del peso político de la rebelión fiscal de los gobernadores dependerán los ajustes al actual models de participaciones y aportaciones que los estados y municipios reciben de la federación.