Las finanzas públicas en México son un elemento indispensable para el desarrollo económico del país. La composición y origen de los ingresos del sector público federal reflejan cómo el gobierno obtiene los recursos necesarios para financiar sus programas y proyectos.
En los últimos años, ha habido una transformación en su estructura, disminuyendo la dependencia del petróleo y aumentando la proporción de recursos provenientes de impuestos.
Desde 2010, México experimentó una transición en su modelo de recaudación. En ese año, los ingresos tributarios del sector público federal representaban solo 42.5% del total. Sin embargo, para el 2023, este porcentaje se elevó a dos terceras partes.
Actualmente, más de tres de cada cinco pesos que recibe el gobierno provienen de impuestos como el Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), sobre la Renta (ISR) y al Valor Agregado (IVA), entre otros.
Este cambio redujo la dependencia de los ingresos provenientes de la actividad petrolera estatal, que en 2010 constituían el 35% del ingreso federal, mientras que para 2023, disminuyeron a solo el 15.3%.
Se proyecta que en 2024 esta participación petrolera será aún menor, pues representará menos de uno de cada siete pesos del ingreso federal. Esta transformación refleja los esfuerzos del gobierno por diversificar las fuentes de ingreso y reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios internacionales del petróleo.
Otro aspecto destacado de la estructura de ingresos son los no tributarios y no petroleros, como derechos, aprovechamientos y productos. Estos ingresos han mantenido una participación promedio estable, cercana al 1.5% del PIB, entre 2010 y 2023. Para 2024, se proyecta que esta participación será de solo 0.8%, lo que evidencia una falta de crecimiento en términos reales de esta fuente de ingresos.
Ese estancamiento de los ingresos no tributarios se debe, en parte, a que el enfoque principal de la política fiscal ha estado en fortalecer la recaudación tributaria. No obstante, la baja participación de los ingresos no tributarios sugiere un área de oportunidad para explorar otras fuentes de ingresos alternativos y menos dependientes de la economía formal.
Durante la última década, la proporción de los ingresos del sector público federal en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) ha oscilado entre el 21% y el 22% cada año. Eso sugiere que, a pesar de los cambios en la estructura de los ingresos, el total recaudado no ha aumentado significativamente, en proporción al crecimiento económico del país. La gráfica muestra que esta proporción se ha mantenido relativamente constante, lo que sugiere una cierta limitación en la capacidad de México para incrementar sus ingresos públicos en sintonía con el aumento del Producto Interno Bruto.
Desde la perspectiva de organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), esta proporción es baja en comparación con economías similares. Señalan que la carga tributaria en México es insuficiente para sostener una modernización integral de las estructuras productivas y sociales del país. Factores como la evasión fiscal y las exenciones en ciertos impuestos, como el IVA, contribuyen a esta situación.
Necesario reducir la evasión
La creciente dependencia de los ingresos tributarios tiene implicaciones importantes para las finanzas públicas de México. Aunque esta fuente de ingresos es menos volátil que los ingresos petroleros, está sujeta a los desafíos estructurales de la economía, como la alta informalidad y la baja eficiencia en la recaudación de algunos impuestos.
En 2023, el ingreso tributario fue de aproximadamente 4.5 billones de pesos, desglosados en conceptos como el IVA, que generó 1.3 billones de pesos y el ISR, con una recaudación de 2.5 billones de pesos.
En tanto, el IEPS, aportó 455,000 millones de pesos. Estos números reflejan una dependencia creciente del sector formal de la economía, ya que es ahí donde se puede obtener la mayor parte de la recaudación tributaria.
Para 2024, el presupuesto federal aprobado estima ingresos por 7.3 billones de pesos, lo cual representa 21.3% del PIB, proyectado de 34.3 billones de pesos. Sin embargo, este nivel de ingresos se sitúa en el mismo rango de los años anteriores, lo que sugiere que, a pesar del crecimiento en términos absolutos, el sector público enfrenta dificultades para incrementar su peso relativo en la economía.
Uno de los principales desafíos será implementar políticas fiscales que mejoren la eficiencia en la recaudación y que amplíen la base tributaria. Además, se requiere una modernización de los mecanismos de recaudación y un enfoque en reducir la evasión fiscal, aspectos que han sido señalados por el BM y el FMI, como elementos para el desarrollo económico sostenible de México.
Con base en lo anterior es posible concluir que la evolución de los ingresos del sector público en México ha llevado a una mayor dependencia de los ingresos tributarios, disminuyendo el rol del petróleo en la economía nacional. Aunque esto representa un avance en términos de estabilidad y previsibilidad de los ingresos, el país enfrenta el reto de aumentar la proporción de recaudación en relación con su PIB para atender de forma más eficiente sus necesidades de gasto y financiamiento de programas sociales.
Por lo tanto, es necesaria una política fiscal activa y de reformas estructurales en la administración tributaria. En un contexto de crecientes necesidades sociales y económicas, resulta esencial continuar avanzando en esta dirección para fortalecer la capacidad fiscal del país y mejorar las condiciones de vida de la población.