Comparación internacional de la deuda pública de México [El Economista]

Comparación internacional de la deuda pública de México [El Economista]

La deuda pública es uno de los elementos clave para entender la situación financiera de un país y su capacidad para responder a sus compromisos. México, como economía emergente, ha mantenido una deuda relativamente controlada en comparación con otros países. Sin embargo, existen factores internos y externos que influyen en la percepción de riesgo y en la estabilidad de su deuda soberana. Este artículo ofrece un análisis comparativo entre la deuda pública mexicana y la de otras economías, observando indicadores clave y evaluando la percepción de riesgo según métricas internacionales. 

Como señalamos en entregas anteriores, una de las métricas relevantes en el análisis de deuda pública es la relación entre deuda gubernamental y el desarrollo humano de un país. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reportó que el promedio de deuda de los países miembros en 2022 fue del 89.2% del PIB, con un índice de desarrollo humano (IDH) promedio de 0.72. En comparación, México presenta una deuda gubernamental proyectada para 2024 de 54.7% del PIB y un IDH de 0.61, lo cual sugiere un nivel de endeudamiento menor al promedio de los países de la OCDE.

La Figura I, que compara el nivel de deuda de diversos países en función de su índice de desarrollo, muestra que México, a pesar de tener un IDH relativamente bajo, mantiene un endeudamiento controlado. Esta situación, aunque positiva en términos de carga de deuda, también refleja los desafíos que enfrenta el país en términos de capacidad de recaudación y limitaciones para incrementar su gasto público.

Percepción de riesgo

La percepción de riesgo es un elemento que influye en el costo del financiamiento para un país. El EMBI (Índice de Bonos de Mercados Emergentes), elaborado por J.P. Morgan, mide la diferencia entre el rendimiento de una canasta de bonos soberanos de Estados Unidos y una canasta de bonos mexicanos denominados en dólares. Un EMBI más alto indica una mayor prima de riesgo, es decir, una mayor compensación que los inversionistas demandan para invertir en bonos mexicanos frente a bonos estadounidenses.

La Figura II muestra la evolución del EMBI de México en comparación con el promedio de América Latina. En general, el EMBI de México ha mostrado una tendencia a la baja desde el pico que alcanzó durante la pandemia de COVID-19. Aunque el EMBI ha descendido a niveles similares a los de 2019, se observa una tendencia creciente en la última década, lo cual sugiere una percepción de riesgo en aumento a lo largo de los años. Cabe destacar que, en todo momento, el EMBI de México se ha mantenido por debajo del promedio de América Latina, lo cual indica que los inversionistas ven a México como un mercado menos riesgoso en comparación con otras economías de la región, como Argentina o Perú.

Otro indicador importante es el CDS (Credit Default Swap), que es un seguro contra el riesgo de incumplimiento de deuda. En el caso de México, el CDS ha mostrado una tendencia estable con una ligera disminución en la última década, lo cual refleja que el riesgo percibido de incumplimiento ha sido relativamente bajo. La estabilidad del CDS indica confianza en la capacidad de pago de México, aunque también depende de factores como el contexto económico global y la política fiscal del país.

Las agencias calificadoras también juegan un papel fundamental en la percepción de la deuda de un país. La agencia S&P Global, por ejemplo, califica la deuda mexicana en BBB, una calificación que indica un grado de inversión adecuado pero con susceptibilidad a condiciones adversas. Esta calificación es la más baja dentro del rango de grado de inversión, lo que significa que México tiene una capacidad aceptable para cumplir con sus obligaciones financieras, aunque con algunos riesgos asociados.

Por otro lado, la deuda de Petróleos Mexicanos (PEMEX) tiene una calificación mucho menor, de CCC+, debido a sus altos niveles de endeudamiento y a la limitada liquidez de la empresa. Esta calificación especulativa sugiere que PEMEX enfrenta riesgos financieros significativos y depende de la asistencia del gobierno para cumplir con sus obligaciones. La situación de PEMEX es un factor que incrementa la carga de deuda del país, dado que el gobierno ha asumido un rol de respaldo para la empresa, comprometiendo recursos públicos para ayudarla a cubrir sus vencimientos de corto plazo.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) realiza evaluaciones de sostenibilidad de deuda para determinar si un país tiene la capacidad de cumplir con sus obligaciones en el mediano y largo plazo. En su último informe, el FMI clasificó el riesgo de deuda soberana de México como moderado, concluyendo que la deuda pública es sostenible con alta probabilidad en un horizonte extendido. Sin embargo, el FMI advierte que factores como el crecimiento económico, la cuenta corriente y la balanza de pagos son esenciales para mantener esta sostenibilidad.

Uno de los riesgos principales que menciona el FMI es la dependencia de México de los ingresos petroleros, un recurso no renovable que representa una fuente importante de ingresos para el gobierno. El FMI recomienda que México incremente su base tributaria y mejore la eficiencia de su sistema fiscal para reducir la dependencia del petróleo y asegurar ingresos más estables en el futuro.

El análisis comparativo muestra que México mantiene un nivel de deuda relativamente bajo en comparación con otros países de la OCDE, lo cual es positivo en términos de carga financiera. Sin embargo, existen retos que podrían afectar la sostenibilidad de la deuda en el futuro, especialmente considerando la dependencia de PEMEX y la volatilidad de los ingresos petroleros. Algunas recomendaciones para mejorar la situación de la deuda pública en México incluyen:

 

  • Diversificación de fuentes de ingresos: Reducir la dependencia del petróleo mediante el fortalecimiento de la recaudación fiscal y la eliminación de algunas exenciones tributarias, como las exenciones de IVA, que podrían aumentar la recaudación en varios puntos porcentuales del PIB.
  • Manejo prudente de la deuda de PEMEX: Dado el alto nivel de riesgo financiero de PEMEX, es importante que el gobierno evalúe alternativas para mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la empresa.
  • Fortalecimiento de la política fiscal: La adopción de una política fiscal más sólida y con visión a largo plazo permitiría a México enfrentar con mayor resiliencia los choques económicos externos, como variaciones en los precios del petróleo o fluctuaciones en los tipos de cambio.

Conclusión

México mantiene un nivel de deuda pública moderado en comparación con economías similares, lo cual es un reflejo de su disciplina fiscal y prudencia en la gestión de deuda.

Sin embargo, los desafíos que enfrenta el país, como la dependencia de PEMEX y la necesidad de una reforma tributaria, requieren atención para asegurar la sostenibilidad de la deuda en el largo plazo. Con una estrategia adecuada, México podrá reducir sus riesgos financieros y continuar construyendo un panorama fiscal estable y seguro para el futuro.

Fuente. El Economista, publicado el 10 de diciembre de 2024

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Experto en temas jurídicos, con más de 40 años de experiencia. Es socio director de PDEA Abogados, despacho especializado en derecho fiscal y administrativo en la Ciudad de México.